La pandemia de la COVID-19 se extendió por todo el planeta en 2020 y afectó profundamente a las operaciones impulsadas por el Fondo del Agua. La COVID-19 puso en evidencia las deficiencias que millones de personas tienen para acceder a algo tan básico como es el lavado de manos con agua y con jabón, y por otro lado mermó la capacidad de gestión y la sostenibilidad de los servicios, debido al impacto económico en las familias y en los trabajadores y trabajadoras del agua, en especial la de los operadores más vulnerables en zonas remotas y con escasos recursos.
Desde el Fondo de Cooperación para Agua y Saneamiento, se pusieron en marcha medidas a corto y medio plazo, sin perder la perspectiva de desarrollo y siempre desde un enfoque de derechos humanos.
En los primeros meses, y siempre en el marco de los objetivos establecidos para los programas y en la medida de la disponibilidad de los mismos, se apoyó con distintas medidas incentivar que los servicios de agua y saneamiento siguiesen funcionando.